28.7.09


Esas maravillosas tardes soleadas

Una tarde maravillosa, soleada, las típicas de bicicleta y merienda en el banco con los amigos. Rememoro con nostalgia esos tiempos y deseo que vuelvan a modo de genio de lámpara, que vuelvan a ocurrir, al menos un día, un día de respiro.
El devenir de todo, como diría Aristóteles, hace de nosotros seres variables, humanos y con perspectiva a lo largo del tiempo. Me llama la atención ser un ente experimentado, aunque a veces quisiera no serlo, vivir de lo que ya fue y no machacarme más la cabeza pensando en lo que pudo ser y finalmente no ocurrirá. Ahora nos creemos libres de todo, sin ataduras, mucho más "listos" que nuestros padres y que nuestros abuelos, pero nada más lejos de la realidad: estamos más controlados que nunca y más deshumanizados. ¿Dónde quedaron las largas tardes de un jueves de verano en las que jugábamos a las chapas, a la peonza o las canicas? Se esfumaron.
Lo que advendrá no lo sabemos, para socializar ahora se emplea un "click" de ratón y unas cuantas fotos que nunca verán el papel, uno de mis soportes favoritos. La red social se convierte así en el bar o pub de moda y deja de lado la interacción humana "cara a cara".
Aun así, no creo en la maldad de la
tecnología y su capacidad para unir y desunir, quedar con los amigos o alejarte de ellos. En ese poder de la tecnología, aún encontramos oasis en los que disfrutar con los amigos de una tarde maravillosa, soleada y de merienda. No todo es del gris de un día nublado.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me has hecho recordar las tardes soleadas de otoño y primavera cuando salía con los compañeros del internado a dar una vuelta por el pueblo mientras comíamos los bocadillos de filete que comprábamos en casa "Oria". Por nastalgia que no quede.

Anónimo dijo...

¡Vaya! A vueltas con el teclado: -nostalgia-

Anónimo dijo...

Oye cazador, dónde andas te echo de menos.Un saludo.